Nueva masacre en el país, tres jóvenes asesinados

En las primeras horas de la mañana, mientras el resto del país celebraba un lunes festivo, una noticia alarmante procedente de Corinto, un municipio situado en el departamento del Valle del Cauca, sacudía la tranquilidad. 

Un hecho escalofriante, que ha vuelto a poner de manifiesto la violencia que azota algunas regiones de Colombia, se produjo en el sector conocido como La Moroquera, una vía que conecta Corinto con el municipio vecino de Caloto.

Tres jóvenes se desplazaban en un vehículo cuando, de repente, un grupo de personas no identificadas les hizo parar. Estos individuos, provistos de armas de fuego, coaccionaron a los jóvenes a abandonar el vehículo. 

En lo que podría considerarse una escena perturbadora, se les obligó a ponerse de rodillas. Momentos después, los disparos retumbaron en la quietud de la madrugada, dejando atrás tres vidas interrumpidas en medio de la vía.

La organización no gubernamental Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), catalogó este hecho desafortunado como la masacre número 51 que se ha registrado en Colombia en lo que va de año.

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Leonardo González, coordinador del Observatorio de DD.HH. y conflictividades de Indepaz, informó que la Defensoría del Pueblo había emitido previamente una Alerta Temprana para esta zona del Cauca. 

La presencia de grupos armados que se dedican a actividades ilegales ha sido un motivo de consternación constante en la región. Según el informe de la Defensoría del Pueblo, un grupo disidente de las FARC, la columna móvil Dagoberto Ramos, tiene el control del área y está directamente implicado en el tráfico de marihuana.

Además, González resaltó que la zona es un caldo de cultivo para el crimen, con diversas organizaciones, tanto locales como transnacionales, operando en la región. 

Entre las mencionadas, destaca el notorio 'Cartel de Sinaloa', una organización narcotraficante de México, lo que supone una amenaza adicional para la población civil.

En un giro aún más desafortunado de los acontecimientos, se ha sabido que dos de las víctimas, identificadas por fuentes no oficiales como Yoimar y Marlon Moreno, eran hermanos. 

Un hilo de parentesco truncado, sumado a la vida de otro joven, marcan la crónica de esta tragedia que, una vez más, pone a Colombia en la mira de la violencia.
 

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