Presidente de Fedegan y negociador de paz conmina al Eln ante continuas acciones terroristas

El presidente de Fedegan y negociador del gobierno nacional con el Eln, José Félix Lafaurie abordó el tema de los desafíos que enfrenta el proceso de paz en Colombia. En su columna de opinión, titulada "Los 'contratiempos' de la Paz", llamó la atención por su elección de palabras y su impacto en el mensaje transmitido.

El autor comenzó destacando un incidente reciente en El Zulia, donde dos policías fueron asesinados, aparentemente por esa guerrilla. Sin embargo, lo que resultó intrigante fue la manera en que el redactor concluyó su artículo, mencionando que el cese al fuego acordado a partir del 3 de agosto cumpliría su primera etapa, "siempre y cuando no surjan contratiempos".

En este punto, Lafuruie hizo una reflexión acerca de cómo nos hemos acostumbrado a la violencia y la muerte en nuestro país. Los nombres de las víctimas, como Renzo, Gersón, Samir y Karina, representan trágicas historias de vidas truncadas. Sin embargo, en lugar de reconocer su tragedia, se les trata como meros "contratiempos". 

También mencionó los 22 cadetes que perdieron la vida en el pasado, quienes fueron igualmente considerados como "contratiempos" durante las negociaciones de 2019.

Lafaurie expresó su deseo de escuchar a los líderes del Eln negar su responsabilidad en estos actos violentos. Mencionó específicamente a Nicolás Rodríguez, quien recientemente reafirmó públicamente el compromiso de acatar el cese al fuego de manera sagrada, responsable y decidida. 

El silencio de los líderes insurgentes podría interpretarse como una forma de aprobación implícita de estos actos violentos. Por otro lado, si el Eln reivindica su responsabilidad bajo la premisa de que el acuerdo de cese al fuego les permite atacar a la Fuerza Pública sin consecuencias hasta el 3 de agosto, esto enviaría un macabro mensaje a la sociedad.

Destacó el "legalismo a su manera" que ha observado en el Eln durante las negociaciones. Esta percepción le genera cierta confianza hacia el futuro, ya que reconocieron que nunca habían "firmado" un compromiso con ningún gobierno. Por ende, en esta ocasión, se espera que cumplan con lo acordado.

Lafaurie mencionó la importancia del realismo en la búsqueda de la paz. Reconoció que la paz total es una utopía, pero al igual que en la canción de Milanés, donde se menciona que aunque la paz no sea perfecta, puede acercarse a lo que simplemente soñamos. 

Es momento de ser realistas y, al mismo tiempo, de mostrar grandeza en las negociaciones. El autor hizo referencia a Álvaro Gómez Hurtado y su propuesta de un "Acuerdo sobre lo fundamental" como un ejemplo de esta grandeza necesaria.

Enfatizó la necesidad de generar condiciones efectivas para la participación de las comunidades y de todos los colombianos en la construcción de la paz. Sin embargo, destacó que sin un mínimo de seguridad, la participación tan valorada por el Eln no será posible. 

La seguridad implica no asesinar, secuestrar, extorsionar ni aterrorizar a la población, ya que la libertad es esencial para una participación genuina. El autor planteó que el secuestro y la extorsión también son "contratiempos" para la paz.

Finalmente, Lafaurie señaló la conexión entre la inseguridad, la violencia y el narcotráfico. El narcotráfico destruye la naturaleza, corrompe y amenaza el futuro de Colombia al facilitar la expansión de bandas criminales que afectan a las ciudades y, aún más preocupante, ponen en peligro a los niños y jóvenes con el consumo de drogas desde edades tempranas.

El presidente de Fedegan y negociador del gobierno nacional con el ELN concluyó su columna enfatizando que se necesitan realismo y grandeza para avanzar hacia una paz posible. Sin estas cualidades, los "contratiempos" seguirán obstaculizando el camino hacia la paz en Colombia.

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