Ecuador comenzó repatriación de reclusos colombianos

El Gobierno de Ecuador, liderado por el presidente Daniel Noboa, ha dado inicio a un ambicioso plan de repatriación de reclusos extranjeros, una iniciativa que ha suscitado debate y tensiones diplomáticas, especialmente con Colombia. La estrategia, revelada hace dos semanas, busca aliviar la sobrecarga en las instituciones penitenciarias del país y optimizar el uso de recursos públicos.

El contexto de esta decisión se sitúa en un escenario de crisis de seguridad en varias ciudades importantes de Ecuador, lo que ha llevado al gobierno a buscar soluciones para mitigar el impacto en el sistema penitenciario. El presidente Noboa, a través del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI), ha instruido la repatriación de prisioneros que ya cuenten con sentencias firmes emitidas en Ecuador.

Esta medida, formalizada mediante el decreto 139 emitido el 29 de enero, pretende que los reclusos cumplan sus condenas en sus países de origen, respetando la legislación constitucional y legal vigente, así como los tratados internacionales pertinentes. La administración de Noboa busca con esto reducir el hacinamiento en las cárceles y disminuir los costos que implica mantener a estos reclusos con fondos del Estado ecuatoriano.

Entre los afectados por esta medida, se encuentran varios ciudadanos colombianos, cuya posible repatriación ha generado desacuerdos con el gobierno de Colombia. El presidente Gustavo Petro y su equipo han manifestado que una deportación masiva no sería viable bajo los acuerdos de justicia internacional existentes entre ambos países. Según el ministro del Interior de Colombia, cada caso debería ser estudiado individualmente, lo que implica un proceso más detallado y posiblemente prolongado.

La cifra exacta de reclusos extranjeros en Ecuador es objeto de debate. Mientras que el presidente Petro habla de aproximadamente 1.500 presos colombianos, el presidente Noboa indica que esa cifra representa la totalidad de la población carcelaria extranjera en su país. Esta discrepancia numérica añade una capa de complejidad al ya delicado proceso de repatriación.

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