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¿Feminicidio o suicidio?: el misterio de la subteniente de Policía Anlly Lorena Pérez

Detalles de la muerte de la uniformada en trágicas circunstancias. Familia clama justicia.

Pérez
Por Agencia Periodismo Investigativo | Sáb, 17/06/2023 - 18:50 Créditos: Archivo Particular

En el escenario de crimen y justicia en Colombia, la narrativa macabra de la subteniente Anlly Lorena Pérez aún retumba, dejando un rastro de preguntas sin respuesta. Una patrullera de la Policía, hallada agonizante tras un disparo en la cabeza, cuyo caso, teñido de incertidumbre y contradicciones, oscila entre las teorías de suicidio y feminicidio.

La investigación publicada por Semana sobre la muerte de Pérez comenzó con un entramado complicado. En su inicio, se debatió entre una serie de categorizaciones legales: desde feminicidio, a homicidio y luego suicidio, lo que demuestra una falta de dirección clara. 

Pese a la recopilación de evidencias sugiriendo un posible asesinato, estas parecen haber sido ignoradas. Asombrosamente, el caso está cerca de concluir con un sinfín de interrogantes aún pendientes.

A la par de este turbio proceso, la figura de su expareja, el subintendente Jair Orozco, resalta como principal sospechoso, mientras intenta acceder a la pensión de sobrevivencia. 

En una historia llena de misterio, se despliegan los acontecimientos de aquella fatídica tarde de mayo de 2020, cuando Pérez y Orozco residían en el barrio Santa Catalina de Sincelejo.

En torno a las 5:30 p.m., los patrulleros Juan Arrieta y Julio Lalinde recibieron una urgente llamada para acudir a la residencia. Al llegar, descubrieron a un desconsolado Orozco. Pero el escenario se tornó aún más escalofriante al encontrar a Pérez en una habitación, tendida entre la cama y la pared, en medio de un charco de sangre, con una pistola SIG Sauer y un martillo cerca.

Un testimonio vital fue el de Orozco, quien afirmó que Pérez se había suicidado. Aunque aún con signos vitales, Pérez fue llevada al Hospital Universitario de Sincelejo, donde finalmente falleció.

A pesar de la impactante escena y las sospechas sobre Orozco, los patrulleros admitieron en un informe que no supieron si proceder a su arresto, resaltando un primer y gran error en la gestión del caso. 

Posteriormente, el testimonio de un policía confesó la manipulación de la escena y la sustracción del arma con la que supuestamente Pérez se habría disparado.

El Informe de Medicina Legal, que analizó los residuos de pólvora en las manos de Pérez, señaló la ausencia de estos, poniendo en duda la teoría del suicidio. Además, un informe psicológico declaró que Pérez no mostraba tendencias suicidas. Más aún, hallazgos de semen y moretones en sus manos apuntan a una narrativa diferente a la planteada inicialmente.

El análisis psicológico forense de Medicina Legal determinó que Anlly no mostraba propensión al suicidio. Además, se hallaron señales de violencia y restos de semen en su cuerpo. 

Semana obtuvo el testimonio del subintendente Orozco, quien alegó que Anlly se volvió agresiva tras una llamada de una mujer llamada Katherine. Según él, Anlly tomó su pistola escondida en la colcha, lo amenazó y exigió respuestas sobre su relación con Katherine, a lo que él negó cualquier involucramiento.

Orozco afirma que Anlly disparó dos veces a la cama, aunque no logró disparar. Después, elevó el arma y un disparo resonó, momento en que ella cayó al suelo de espaldas. "La encontré allí en el suelo, luchando por su vida", describió Orozco.

Tres años después del incidente, la Fiscalía busca concluir el caso, mientras que Orozco permanece en activo en la Policía y está tramitando la pensión como pareja de la fallecida. Su familia, por otro lado, recuerda una frase que Orozco solía repetir a Anlly, según relató el conductor de la víctima, también subintendente, Anselmo José Palencia: "Si no puede ser mía, no será de nadie".

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