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Revelan estudio del gobierno sobre el impacto de la transición energética en las regiones
Producción de petróleo y carbón podrían experimentar una reducción significativa en la producción de crudo y una pérdida notable de empleos.
Un estudio reciente realizado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) ha revelado datos cruciales sobre los efectos potenciales de una transición energética realizada de manera precipitada y sin un plan ordenado.
Los hallazgos indican que los departamentos de Colombia que dependen de la producción de petróleo y carbón podrían experimentar una reducción significativa en la producción de crudo y una pérdida notable de empleos.
El estudio muestra que una transición energética realizada de manera acelerada podría resultar en una disminución de la producción de petróleo en un 12,1%, afectando de manera directa a departamentos como Santander, Arauca, Casanare, Meta y Putumayo.
En cuanto al sector carbonífero, departamentos como Cesar, Córdoba, La Guajira y Norte de Santander también enfrentarían retos similares.
La investigación destaca que la transición energética tendría un impacto profundo en el mercado laboral, estimando una pérdida de aproximadamente 117 mil puestos de trabajo en el sector petrolero y 145 mil en el sector del carbón.
Esta situación podría elevar la tasa de desempleo y afectar negativamente el crecimiento económico de las regiones implicadas.
El estudio sugiere que, para mitigar estos efectos, es esencial anticiparse con políticas públicas efectivas. Entre las soluciones propuestas se encuentran la implementación de programas de transferencias monetarias y capacitación para el trabajo, apuntando hacia la creación de lo que se denomina "empleo verde".
Además, se plantea la posibilidad de diversificar la economía local fomentando sectores como la agricultura, la agroindustria y el turismo.
El análisis concluye que una transición energética justa y bien planificada debe considerar todos los sectores económicos, no solo el energético.
Se recomienda la implementación de políticas que mitiguen los efectos en la producción y el empleo, así como medidas de protección social para los trabajadores afectados.
La transición hacia una economía baja en carbono, aunque desafiante, presenta también oportunidades para el desarrollo sostenible y la diversificación económica.
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