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Crecen casos de abuso sexual en colegios de Colombia

Colegios públicos y privados están dentro de la polémica. La relación docente-estudiante se habría dado, en oportunidades, por canje de notas. Exigen protocolos para la atención de las víctimas. Docentes y exalumnas confirman la falta de vigilancia en los colegios. Directivos no habrían actuado a tiempo. Presidente Duque anuncia protocolo de atención.

Recopilación de denuncias de abuso sexual dentro de colegios en Colombia
Por LeidyHernandez | Lun, 28/02/2022 - 13:10 Créditos: Nathalia Aguilar

Denuncias de abuso dentro de instituciones educativas se han tomado las redes sociales. Tanto colegios públicos como privados están inmersos en investigaciones por acciones indebidas por parte de docentes contra menores de edad. Uno de los primeros casos que se conoció públicamente fue el ocurrido en el Colegio Colsubsidio Ciudadela, ubicado en Bogotá.

Más adelante, ex alumnas del prestigioso colegio Marymount dieron a conocer hechos de abuso dentro de la institución ocurridos durante casi una década, pero la situación también habría ocurrido en colegios de Cartagena y otras ciudades del país. La Agencia de Periodismo Investigativo recopiló las denuncias.

Desde el pasado 22 febrero iniciaron las acusaciones. Un docente del colegio privado Colsubsidio Ciudadela, ubicado en la calle 83 No. 110 – 58 en la localidad de Engativá en Bogotá, fue denunciado por tocamientos en las partes íntimas de una menor de nueve años que cursa tercero de primaria.

Según la madre de la víctima, el profesor de matemáticas Leonardo Ramírez Herrera había tocado en las partes íntimas a la menor. La situación fue denunciada ante la Fiscalía General y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). El ente investigador, confirmó a esta Agencia, que el caso se encuentra en etapa de indagación y un fiscal de la Dirección Seccional de Bogotá lo está trabajando.

Sin embargo, la situación causó revuelo, pues la madre y denunciante expresó inconformidad por la reacción de los administrativos del colegio. Según ella, hubo omisión para que este docente no fuera capturado en flagrancia. Mientras la rectora informó que debía velar por la seguridad de sus docentes y así “obstruyó el debido proceso para poner la respectiva denuncia”.

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Menor realizando actividades académicas / Referencia

 

El hecho generó la protesta de los estudiantes pidiendo investigaciones para conocer otros posibles casos de abuso dentro de la institución. Mientras que las directivas del colegio respondieron que "está presto a colaborar ante las autoridades competentes siempre siguiendo los procesos y protocolos establecidos en la ley".

Días después de que los estudiantes del Colegio Colsubsidio Ciudadela gritaran “vamos a estudiar no ser abusados”, se conoció una nueva denuncia. Esta vez en el Colegio Marymount ubicado en la calle 169B No. 74A – 02 en Bogotá. El prestigioso colegio que tiene como misión “Formar mujeres íntegras, con las capacidades para liderar de forma innovadora la transformación sostenible del entorno, dentro de un marco de valores cristianos que acoge la diversidad y fomenta la inclusión”, fue el centro de señalamientos.

Una de las denunciantes, exalumna de la promoción 2017, dio a conocer que dentro del colegio femenino fue acosada por Mauricio Zambrano, docente de educación física y entrenador del equipo de fútbol del colegio con quien tuvo el primer contacto cuando estuvo en grado séptimo.

El docente, según ella, hacía chistes inapropiados, pero cuando entró a cursar grado décimo, le insinuaba que quería tener espacios a solas con ella. “Buscaba maneras de hablarme más atrás que al resto de mis amigas en recreo. Buscando de manera muy insidiosa acercarse y ganar mi confianza”, se lee.

Más adelante, por medio de WhatsApp le pedía que saliera de clase para verlo, a solas y prometiéndole que nadie iba a saber nada de su relación. Pasó el tiempo y llegó a manifestarle “te tengo una propuesta, pero no sé si puedo decirte, no sé si puedo confiar en ti”. Cuando la menor cumplió 17 años y el docente tenía 41, éste le dijo: “quiero hacer cosas contigo”.

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Imagen de referencia de una menor abusada / Pixabay

 

Lo que narra como un “cortejo de casi un año escolar” llevó a peticiones para concretar fines de semana en su casa, insistió para ir a moteles e incluso a usar cédula falsa. Llegó la oportunidad que buscaba Zambrano y una noche que estaba lloviendo, alrededor de las siete de la noche le pidió que lo esperaba en el carro dentro del colegio.

La denuncia continúa: “Me pidió las placas y vio cómo me monté a esperar. Después de diez minutos aproximadamente, se montó al carro conmigo… Me besó, estaba en jardinera y abusó digitalmente de mí”.

El hecho quedó en lo que ella definió como “historias locas de adolescencia”, pero más delante se dio cuenta de lo que en realidad sucedió y tras cinco años hizo pública la denuncia. Así, bajo el #MarymountNoMásSilencio se conocieron más casos de abuso por parte del mismo docente.

Ante la situación, los padres del colegio anunciaron un plantón y argumentaron “no enviaremos a nuestras niñas al colegio, ni pagaremos la pensión hasta que se haga frente a la comunidad”. Se exigía el retiro de la rectora María Ángela Torres y el pronunciamiento de la Junta Directiva.

Entonces, se dio respuesta. La rectora afirmó que para el colegio siempre es una prioridad el bienestar y protección de todos sus miembros. Ante la denuncia se lee que son acciones “inaceptables” y fueron tomados con total seriedad. Según la funcionaria se activaron los protocolos e iniciaron las indagaciones disciplinarias correspondientes.

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Comunicado de miembro de la Junta Directiva del Colegio Marymount que renunció ante la falta de acciones ante las denuncias de acoso / Suministrado

 

El profesor involucrado fue retirado de sus funciones y “posteriormente presentó su renuncia voluntaria”. Pero no fue suficiente, la Junta Directiva, tras una sesión extraordinaria, decidió que la rectora trabaja hasta hoy lunes 28 de febrero. Y es que la presión fue suficiente al conocer que casos de acoso o bullying no han sido abordados de manera precisa.

Incluso, dentro de la Junta Directiva de la institución, un miembro confirmó que realizó una serie de preguntas para conocer los hechos y expresó su necesidad de rechazar los casos ocurridos, indicó la necesidad de adoptar las medidas señaladas, pero “debido a la demora en la adopción de medidas, manifiesto que no puedo formar parte de un órgano que no tenga la capacidad de adoptar decisiones de inmediato y que preserve el colegio”.

Luego de un año en la Junta, presentó su renuncia irrevocable. Esta Agencia conoció el relato de un exalumna y ahora profesional que cuenta que es profesional en Justicia Criminal con Maestría en Neuropsicología del aprendizaje. Ha trabajado para el Gobierno Americano en casos de abuso y negligencia a menores de edad.

La mujer, que reconoce que sabe cómo se puede capacitar a las personas de una institución que convive con menores de edad para evitar dichos casos, confirmó que trabajó en el colegio Marymount. Allí reconoció y denunció casos de bullying en grado séptimo y décimo; sin embargo, al poner al tanto de la situación a las directivas para crear un ambiente seguro, su propuesta fue rechazada.

Me dijeron que “eso es normal en esa edad no te preocupes tanto”. Surgen ahora las denuncias de abuso que se ha desencadenado en la falta de educación sexual, enseñar cómo vestirse para evitar “experiencias incomodas”, una institución donde, según la denunciante, justifican los valores del colegio en la religión.

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Imagen de referencia de una situación de bullying contra una menor, caso que tampoco se habría prestado atención dentro de Marymount / Referencia

 

Y es que a la rectora de la institución se le señala de cubrir los casos para que no se conocieran públicamente. No existía un protocolo de denuncia ni mucho menos un tipo de ayuda a las víctimas de acoso. Entre otras denuncias, una exalumna también del Marymount relató que cuando tenía 15 años escuchó que el profesor decía a unas amigas de grado once que quería que se graduaran para tener un trío. “Me sorprendí, obviamente, pero después de oírlo varias veces más lo asumí como “un chiste entre los tres””.

“Cuando tenía 8 escuché por primera vez que cosas pasaban entre Mauricio y las alumnas en los viajes a los otros Marymounts del país”, narra y afirma que desde que estaba en segundo evidenció como el profesor le prometió a una compañera un beso cuando se graduara del colegio.

“Todo esto no lo oía y sabía solo yo, lo escuchábamos todas, era algo así como “cultura general del Marymount”.  Pero, de nuevo, otra mujer afirma fue alumna del Marymount entre transición y undécimo (1985-1999), cuando hizo parte del grupo de teatro y del equipo de basket.

“Sin embargo desde esa época pude ver cómo había profesores que se aprovechaban de su cargo para "enamorar" estudiantes. Y como ya lo han dicho otras exalumnas, esto solo se veía como una "locura de adolescencia" y no como un abuso de poder”, escribió.

Incluso, al regresar al Marymount como profesora, evidenció más de cerca la situación. “La risita en el corredor, un comentario por acá, el "profesor confidente" por allá, el "es que las niñas son muy brinconas y coquetas", entre otras actitudes”.

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Instalación del Colegio Marymount en Bogotá donde habrían ocurrido los casos de abuso  / Marymount

 

Pero, afirma, para esa época tenía muy pocas herramientas para alzar su voz contra las actitudes normalizadas y así como en el Marymount, la situación se evidencia en otras instituciones y ciudades donde se normaliza el hecho.

En Cartagena, por otro lado, en un colegio ‘de monjas’ se conoció que también hubo un profesor que durante años se relacionaba con niñas de décimo y once. El profesor era el encargado de las clases de matemáticas de los cursos de las grandes, organizaba actos cívicos y tenía una personalidad espontánea y amable.

En medio de su forma de ser, se cuenta que el profesor entraba y salía con frecuencia del “Cuarto de educación física”, salón donde se guardaban los implementos de ejercicio.

Allí, “recuerdo perfectamente que estábamos en una clase de Sociales, que vimos al inicio de la clase a una estudiante llegar con unas llaves, abrir el cuarto, y entrar. A la media hora, entró este profesor y luego salieron uno a uno por lapsos de tiempo separados también”.

Al mostrarse impresionadas, la profesora de ese momento les dijo: “Niñas, no imaginen ni inventen nada sin saber cómo son las cosas”. Pero al llegar a grado décimo y tener clases con el profesor, “El man llegaba recochando, bailando, perdiendo clase y hasta nos regalaba 5.0 a todas para ganar la materia. ¡Se hacía querer!”.

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Menores en medio de una clase de educación física dentro de una institución educativa / Fundación Telefónica

 

Según la mujer, el docente se sentaba a hablar con algunas alumnas en específico, se reían y a una de ellas “le dijo de repente “mira estas llaves, son las del salón de educación física, ve y espera un rato y yo luego voy””. Aunque esa estudiante se negó a la propuesta, otra compañera, luego de unos meses, no llegaba a clase cuando se daba una hora libre de matemáticas porque el profesor tampoco aparecía.

“En otras ocasiones el man aparecía al final de la clase sudando, diciendo que había tenido que venir corriendo por X motivo”. El caso terminó en asuntos legales y el docente fue a la cárcel.

Y así, una situación más: “Lo del Marymount me recuerda tanto a cosas que pasaban en el Gimnasio los Arrayanes y cómo tampoco le prestaron atención a las cosas que decíamos quienes estábamos en porras cuando éramos muy pequeñas”.

Otro de los casos denuncia que cuando un profesor acosó a una menor, el colegio le quitó el cupo para el año siguiente, mientras el profesor siguió en la institución durante dos años más hasta que acosó a otra niña y entonces renunció.

También en la capital del Atlántico se conoció que niñas de 7°, 8°, ‘y sabrá Dios si otros grados más’, salían con profesores por un canje en las notas o para salvar el año. En medio de la situación, se denuncia que los trabajadores sociales y psicólogos evitaron los hechos y así se normalizaron los casos de abuso.

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Estudiantes durante una clase en un colegio del Atlántico donde también surgieron denuncias de abuso / Colprensa

 

Según la denunciante, su director de grado le propuso acostarse con ella para no perder matemáticas. Al enfrentar al docente, éste se asustó y no volvió a intimidarla. Y así, otras mujeres recuerdan que, en un colegio público, hace como 15 años, sucedía una situación similar con los profesores de educación física.

“Hacían comentarios fuera de contexto sobre los cuerpos de las niñas, nos obligaban a usar licras. Querían tener una imagen de bacanes, ser amigos de todas y ganarse su confianza, en varias oportunidades hasta iban a tomar con ellos”.

Ante las denuncias de abuso en distintos colegios, públicos como privados, la comunidad exige espacios seguros para el desarrollo y formación de las menores. Piden una educación sexual y la valentía para la denuncia y no ignorar las situaciones de abuso. “No más silencio”, reclaman.

Solamente lo que se conoce del colegio Marymount es que a las estudiantes se les repetía que tener sexo antes del matrimonio era comerse el postre antes del almuerzo. Mientras que la educación sexual se resumía en: "Si quieren una toalla higiénica, en la enfermería piden una *galleta*".

El colegio femenino, según las denuncias, enseñaron códigos para no hablar de toallas higiénicas, entonces ¿qué se puede esperar de una denuncia de abuso? Esta fue la oportunidad que ha unido a la comunidad, pues los casos se conocen de graduadas de 1996 hasta 2021, de distintas edades, corrientes ideológicas, vivencias y puntos de vista.

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Clase de educación sexual dentro de una institución educativa / Referencia

 

Se exigen entonces en las instituciones y órganos de control educativo acciones para proteger a los estudiantes, el deber de capacitar y ser responsable ante estos casos de abuso y la implementación de protocolos rigurosos.

Luego del huracán de denuncias, el ministerio de Educación confirmó que los casos denunciados en el Marymount y en el colegio Colsubsidio, la ministra envió cartas a la secretaria de Educación de Bogotá, Edna Bonilla; al personero de Bogotá, Julián Pinilla, y al Fiscal General, Francisco Barbosa.

Se hizo explícita la importancia de trabajar de forma coordinada y oportuna para investigar con celeridad la ocurrencia de los hechos denunciados y en general de todos los casos reportados sobre este tipo de conductas que vulneran los derechos de las niñas, niños, jóvenes y adolescentes en el país.

Así mismo desde el ministerio se enfatizará el abordaje pedagógico en el ámbito escolar que oriente a todos los miembros de la comunidad educativa, sobre cómo identificar estas violencias, cómo provenirlas y como generar proyectos transversales alrededor de los derechos humanos, sexuales y reproductivos. Por su parte, el presidente Iván Duque confirmó que se desarrollará un protocolo para evitar los abusos dentro de los colegios.

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